Casi siempre el desierto es tierra seca, árida, pobre, sin embargo, en esa tierra siempre es posible vivir con las grandes claves de la vida cristiana. ?Somos peregrinos en el desierto de la vida? y que vamos al encuentro de la tierra prometida, del Amor del Corazón del Señor. El libro invita a descubrir los nuevos espacios de desierto que son los Centros de Espiritualidad en los que, desde el silencio, se realiza una oferta permanente para reconstruir el espíritu a través del encuentro con Dios. Son verdaderos lugares de evangelización, de acogida; realidad de lo que Jesús dijo: ?Venid a un lugar a descansar?.