Han pasado más de doscientos años de la Revolución Francesa y sus ideales de "libertad, igualdad y fraternidad" se mantienen como utopía, sin haber nunca cuajado del todo. Extender sus premisas a todas las personas ha implicado un largo camino para ir paliando sus "olvidos", y entre las primeras en reivindicar su derecho a ser incluidas en el modelo igualitario se han encontrado las mujeres. Reclamar el derecho al sufragio, al acceso al sistema educativo, a la administración de los propios recursos y a la igualdad ante la ley, han sido algunos de los escalones en ese largo ascenso. Por lo continuado del esfuerzo, por implicar a la mitad de la humanidad y por su calado teórico, la reivindicación feminista se ha ganado un puesto destacado en el análisis social, aunque este reconocimiento sólo se ha dado en las últimas décadas. Un ejemplo de este reconocimiento tardío puede verse en el hecho de que los teóricos de los movimientos sociales, tienden todavía a incluirlo en sus análisis de los "nuevos movimientos sociales", e incluso lo consideran como paradigma de los mismos, mant
