En 1992 Anabel Rial sali¢ de Venezuela rumbo a Sevilla, pero un giro presentido del destino habr¡a de llevarla, junto a su esposo Carlos Lasso, al extraordinario y casi desconocido Parque Nacional de Monte Aln. All¡ comenz¢ un tiempo feliz en el que la naturaleza, la cultura y los afectos protagonizaron un contraste de la vida con sus distintos escenarios. Los cuatro cap¡tulos, escritos en prosa potica a modo de diario, narran de forma exquisita algunos de esos d¡as como una suerte de homenaje hacia Guinea Ecuatorial, Par¡s, Egipto y Marruecos, pero tambin hacia sus or¡genes espa¤oles y venezolanos. Pasajes cotidianos, sin pretensi¢n