Niños que nos reprochan, que nos enseñan, que nos hacen recordar y que nos alegran se juntan en este poemario para dar voz a aquello que largo tiempo atrás quedó para muchos adultos: la sensatez de la infancia, la visión de las cosas desde los ojos del niño, aquel privilegio perdido que nos mira con reproche al haber creado un "mundo de adultos" que ha dejado de lado lo que de verdad importa. Los niños no nos cobran por las lecciones que nos dan, pero sólo con escucharles podemos encontrar las claves para recuperar al pequeño que llevamos dentro. Cuarenta y dos poemas de María Soto González donde escuchamos a niños de toda clase, raza y condición social para que no olvidemos quelo que hagamos con ellos ahora será lo que hagamos deellos en el futuro.