Verano de 1942. Carlos Lombardi se ve obligado por la policía del Estado Nuevo a seguir el rastro de un joven desaparecido. Todavía en libertad provisional, con un inestable trabajo en la agencia de investigación Hermes, el exinspector republicano se enfrenta a un mundo rural para él desconocido en la Castilla profunda; un mundo de silencio y miedo. Bajo la lejana tutela de su antiguo inspector jefe Balbino Ulloa y el apoyo a distancia de Alicia Quirós y Andrés Torralba, sus atípicos compañeros de fatigas, Lombardi debe afrontar la prepotencia de los vencedores, el consolidado caciquismo, las corruptelas cotidianas y la actitud huidiza de los vencidos. Hombres que no quieren ni pueden mirar atrás, mujeres que buscan su sitio a contracorriente, gentes que esperan pacientes ver devorada la tierra