A través de sus páginas Hearn sumerge al lector en un mundo repleto de sutiles matices y de utópica belleza; un mundo que le sedujo y al que consideró un paraíso moral, una verdadera Arcadia. Fascinado por la idiosincrasia japonesa Hearn desgrana con precisión la naturaleza social y moral de un pueblo al que admiró y amó, convirtiéndose en privilegiado intérprete entre Japón y Occidente y desvela los lugares más recónditos del alma japonesa.
Escrito en 1904, Japón, un intento de interpretación, posee hoy día, a principios del siglo XXI, una validez sorprendente pues la esencia del pueblo japonés está tan profundamente arraigada que permanece a pesar de los siglos y los avances tecnológicos. Conocer esa esencia indeleble ayuda a comprender el devenir de la peculiar historia nipona y de los cambios sociales que se han ido produciendo.