El mismo título ?Hijos de Dios en el mundo? nos habla de lo divino, puesto que somos ?hijos de Dios?, y de lo humano, puesto que también lo somos. El mismo título nos sugiere ese hecho universal de que la unión diferen-cia, o el de que la unidad y la diversidad constituyen la realidad y hace referencia a la fe y a la razón, a lo divino y a lo humano; con ello nos acercarnos a definir lo más claramente posible la identidad y el papel de los cristia-nos en el mundo. Todo, en una especie de itinerario distribuido en etapas que nos van señalando lo que es y debe ser el cristiano en todas y cada una de sus circunstancias y situaciones.