El tono tranquilo y sereno del relato cuenta una historia de fidelidad entre un perro de raza akita y su dueño, un profesor con quien pasea y al que va a buscar a la estación cada día al regresar de su trabajo. Cuando el profesor muere de una apoplejía, mientras dicta una conferencia y ya no regresa nunca más, Hachiko, el perro, seguirá acudiendo durante 10 años, cada día, a la estación a esperar su vuelta. Este perro, que existió en realidad, terminó por convertirse en un símbolo de la amistad entre los humanos y los animales y los vecinos de la zona le levantaron con el tiempo una estatua en homenaje. Una pequeña anécdota contada con detalle y con gusto que refleja un conocimiento de las costumbres y los ambientes de Japón.