Un fresco compuesto con diversos materiales que «es tanto una novela como un libro de cuentos, o un texto con valor de historia» (Pere Calders). Germanía no es una novela histórica a la manera que nos tiene acostumbrados el género. Lozano prefiere no ceñirse a las exigencias de la linealidad para narrar un momento histórico, sino que explora en un proyecto más ambicioso y sugestivo, se propone acercarnos al pasado desde la posición del novelista que conoce perfectamente los métodos de trabajo del historiador. Este acercamiento al pasado nos descubre toda una serie de registros lingüísticos y narrativos que conforman una novela no lineal, sino reproducción del tejido de ambiente y la situación social de la Valencia de principios del siglo XVI. La revuelta de Germanías -un movimiento revolucionario que a principios del siglo XVI agrupó a los campesinos y moriscos de la periferia de Valencia- y su posterior represión son los dos momentos históricos que narra esta novela. Pero el relato no parte de los hechos para acercarnos a los personajes sino que, por el contrario, utiliza lo más íntimo de los personajes para construir ese gran fresco que es Germanía. La mirada de Lozano se interesa por el sueño de Ursula Germana de Foix -la implacable represora-, por Vicent Peris -cabecilla de los agermanados- o por Mossèn Adria -sacerdote desterrado por sodomía-, todos ellos personajes que intervienen en la revuelta, porque su testimonio, directo o indirecto, va a ser el que construya el relato.La propuesta de Josep Lozano resulta tremendamente atractiva e innovadora, la pluralidad de métodos que presenta Germanía enriquece el texto hasta otorgarle categoría de obra clave en la evolución de la literatura catalana. Este es un fresco compuesto con diversos materiales, un cuadro elaborado desde la intertextualidad que, en palabras de Pere Calders, «es tanto una novela como un libro de cuentos, o un texto con valor de historia».