Un libro sobre la ausencia de libros: sobre no escribir, sobre el terrorismo de la negatividad, sobre la moral de la forma. Raras veces una primera novela ha suscitado un entusiasmo tan unánime como El estadio de Wimbledon, este «libro insólito», como lo calificó Italo Calvino.Un joven narrador se interroga sobre cierto personaje, quince años después de su muerte, y viaja a Trieste y a Londres en busca de sus amigos y amigas de juventud, muy ancianos ya. Este personaje, cultísimo y de una gran exigencia literaria, ha renunciado a escribir y ha elegido intervenir directamente en la vida de las personas. En su indagación sobre este enigmático intelectual y su opción de «no escribir» se entrecruzan una serie de temas: la imposibilidad de escribir, el terrorismo de la negatividad, la moral de la forma.Dicho personaje corresponde, por cierto, a un ser que realmente existió: Roberto 'Bobi' Bazlen, un nombre mítico en la edición italiana. Este judío triestino, que habla leído todos los libros en todas las lenguas, fue asesor de Einaudi, puntal de Adelphi desde su fundación en 1962, amigo de Svevo, Saba, Montale y Proust, introductor en Italia de Freud, Jung, Musil, Kafka y otras estrellas de la galaxia mitteleuropea, etc. etc.