Este libro demuestra como pocos una verdad evidente: que el Estado carece por completo de justificaci¢n tanto econ¢mica como tica. Teniendo bien presente estas ideas, el lector seguramente termine la lectura de este libro con la misma reflexi¢n que a nosotros nos ha despertado desde el primer momento: la naturaleza inevitable del Estado como Gran Corruptor cuyo potencial para estropear todo lo que toca parece no tener l¡mite. Y es que, si algo pr ctico hay que sacar del libro m s all de las estupendas y rigurosas teor¡as econ¢micas y filos¢ficas que en l se contienen es la convicci¢n absoluta de que para que las cosas funcionen y sean plenamente justificables, el Estado deber¡a salir de nuestras vidas de una vez y para siempre.