«Una singular primera novela, un sutil manifiesto de la muy soportable levedad del ser» (Jean-Pierre Sol gas, La Quinzaine Littéraire). Un curioso personaje, un joven de ventiocho años, «un hermano de tantos perplejos de los años 80» (J.-M. de Montremy), se refugia en su bañera, donde medita tranquilamente, «con el sentimiento de milagrosa pertinencia que procura el pensar que no hay ninguna necesidad de expresarse». A menudo, una amiga con el andrógino nombre de Edmondsson le visita, hacen el amor, ella «se hace cargo de las necesidades del hogar trabajando a media jornada en una galería de arte».Iniciándose en la inmovilidad de un cuarto de baño y finalizando de forma casi idéntica, esta novela hace evolucionar al héroe y a Edmondsson de París a Venecia y de Venecia a París al ritmo de unas aventuras poco corrientes y según una estructura que Toussaint llama del triángulo rectángulo: «Yo no sé si, en relación con la estructura del círculo, la del triángulo rectángulo aporta realmente algo nuevo. Salvo que escapa absolutamente de la estructura del círculo, que me molesta a causa del sempiterno eterno retorno. La eternidad es larga, decía Woody Allen, en especial al final».