El cine erótico español ha tenido una trayectoria histórica completamente distinta a la de otras cinematografías europeas, ya que desde 1937, en plena Guerra Civil, a 1977, año en que finalizó la censura, toda la producción cinematográfica debía pasar antes de ser exhibida por la aprobación de unos férreos guardianes de la moral. Así, en su lanzamiento comercial, la película de Juan Bosch 40 años sin sexo (1978), que relata algunas de las situaciones trágico-cómicas que se produjeron por la enorme represión sexual existente durante el franquismo, señalaba que durante este período "la pureza y la fidelidad se convirtieron en tesoro artístico nacional que los españoles debían conservar y propagar al IMPERIO espiritual e ideológico que la Nueva España quería crear al ser nuestro país la reserva moral de Occidente" . Ni que decir tiene que al finalizar esa gran sequía erótica que, como es lógico, afectó al cine con toda su virulencia, se produjo toda una explosión de sensualidad en nuestros filmes que duró hasta casi mediados de los ochenta, siendo una de sus consecuencias una amplia aceptación popular de l