No estamos ante un poeta literario sino ante un poeta artístico que conoce y que recorre el sentido de las artes y su naturaleza, jamás superficial o frívolamente. Como es natural, por estudioso y preocupado, es Häsler un poeta culto, un hombre culto, y en sus escritos están tatuadas las huellas de la cultura occidental, pero también y privilegiadamente de la cultura oriental y mesooriental. Y, más precisamente, del arte que de la cultura en sentido amplio, o de la cultura que el arte representa, desde la mitología a las leyendas, desde un interior de Vermeer a la estampa árabe de un jardín de ensueño, desde Bach a Alban Berg, desde conocer, como quería Lorca, ?la sutil diferencia poética entre una taza de té frío y una taza de té caliente?. Del Prólogo, de José Viñals