Una verdadera tranche de vie de personajes que viven, sienten, aman, odian y luchan por escapar o alcanzar su destino. Pocas veces un debut novelístico ha levantado tanta expectación ni conseguido un éxito tan deslumbrante. Comparada por la crítica a Guerra y paz y a las obras mayores de Dickens, esta monumental novela se convirtió en el libro más vendido desde su aparición en Inglaterra.«Tú también te casarás con quien yo diga», le dice la señora Rupa Mehra a su hija Lata al principio de esta historia. Desde ese momento, la búsqueda de un buen partido para Lata se convierte en el motor de este extraordinario fresco de la India de los años cincuenta, un país que aún restaña las heridas de su reciente Independencia y el trauma de la Partición; donde los esfuerzos modernizadores tropiezan con las ancestrales costumbres de siglos de tradición y donde los matrimonios se concertan por intereses familiares.De la mano de Lata, nuestra joven, práctica y vivaz protagonista, y de su madre, la señora Rupa Mehra, tan dada a las lágrimas y a los excesos sentimentales, nos adentramos en una completísima galería de personajes que representan todo el tejido social de la India: nawabs, rajás, campesinos, intocables, profesores de universidad, zapateros, anglófilos a machamartillo, devotos hindúes y musulmanes, cortesanas, escritores, mujeres emancipadas y mujeres orgullosas de ser amas de casa, ministros, jueces, revolucionarios. Y entre ellos, naturalmente, los tres pretendientes entre los que Lata deberá elegir: el apuesto Kabir, el dinámico Haresh y el soñador Amit.Con un estilo transparente, poético e impregnado de una sutil ironía, en la tradición de Tolstoi, George Eliot o Jane Austen, Vikram Seth nos ofrece una verdadera tranche de vie en la que los personajes viven, sienten, aman, odian y luchan por escapar o alcanzar su destino, donde la historia de amor se superpone a la historia política, donde los prejuicios religiosos conviven con la tolerancia y donde la lucha contra la injusticia puede conducir a la locura. Con un impresionante dominio del oficio, con un portentoso sentido del detalle -ya sea al describir la fabricación de zapatos o la caza del lobo- y con una mirada siempre comprensiva hacia sus personajes, aun hacia los más viles, el autor maneja los hilos de su relato -en el que la narración oral se mezcla con la ampulosidad del discurso político, y en el que la prosa fluye con una tersura absoluta- con tal naturalidad y firmeza que en ocasiones nos olvidamos de estar leyendo una novela y creemos presenciar la vida misma.