En Los bosques de Nyx, su primer texto escrito directamente para el teatro, Tomeo demuestra su profundo conocimiento de las obras de los clásicos griegos, mezcla hábilmente las historias, enhebra anécdotas y argumentos y construye un discurso sólido y fluido.
El autor aragonés logra que griegas y troyanas se levanten en pie de paz.