GIL, CARMEN / ODRIOZOLA, ELENA
Más de 3 años Esta historia cuenta con un palacio muy amarillo, un rey que tenía una corona de oro y una princesa que no paraba de bostezar. Y es que ni las bolas de helado de Italia, ni los colchones de plumas, ni tan siquiera los elefantes muy amarillos pueden alegrar el corazón de una princesa tanto como una buena amiga o amigo.