Estaba acostumbrado a salirse con la suya sobre todo con las mujeres.El millonario australiano Sebastian Armstrong creía conocer perfectamente a su ama de llaves. Emily era correcta, formal y completamente dedicada a su trabajo, pero, bajo su aspecto impoluto, había una apasionada mujer que deseaba vivir la vida al máximo y olvidar que se había enamorado de su guapísimo jefe.Sebastian se negaba a aceptar que Emily quisiera dejarlo, por lo que ideó un despiadado plan para mantener a Emily a su lado en la cama.