Este libro habla de amor, pero tambin habla del tiempo. En realidad, en primer lugar habla de tiempo. Del tiempo aliado e imprescindible para construir una historia de amor. Del tiempo que se necesita para llenar de ancdotas la memoria, de sabores la boca, de caricias la piel, de fantas¡as las noches, de risas el alma, de sue¤os la vida. Este libro es hijo de ese amor que solo puede nacer, crecer y hacerse carne con el tiempo. Cuando el amor se vuelve Palabra. Una vez escuch decir a alguien que el Dante hab¡a escrito ®La Divina Comedia¯ con el £nico objetivo de conquistar a Beatrice. Me caus¢ gracia. Parec¡a excesivo. Rid¡culo (¨est ah¡ el origen de la desmesura italiana?). Despus lo pens mejor, y por m s que puse todo mi empe¤o en refutar aquella afirmaci¢n descabellada, no encontr ning£n motivo capaz de inspirar una obra tan descomunal, que pueda pelearle el trono a la ofrenda amorosa. No me qued¢ m s remedio que reconocer verdad en aquellas palabras (o, al menos, la posibilidad de verdad ?me cuesta dar el brazo a torcer?). Hoy, creo que Alighieri la tuvo f cil (s¡, digo bien: f cil). Porque, ¨no es