Las intervenciones psicológicas actuales están sólidamente fundamentadas en investigaciones rigurosas que avalan su eficacia. Sin embargo, ningún procedimiento terapéutico puede separarse del contexto en el que se aplica ni de las variables que condicionan sus resultados.
Sin duda, y a pesar de su importancia, por sí solas unas buenas habilidades terapéuticas no garantizan el cambio deseado en el paciente. Sin embargo, sin ellas es poco probable que el terapeuta alcance el nivel de eficacia que la evidencia científica atribuye a los tratamientos psicológicos. Las habilidades terapéuticas facilitan el curso de la terapia.
El interés por entender la contribución del terapeuta al éxito de la terapia ha sido un tema recurrente para investigadores y clínicos. Pero este libro trasciende ese interés. Está escrito desde la amplia experiencia de la autora, que ha dedicado más de treinta años a acompañar a pacientes en el camino de superar su sufrimiento. Por ello, no solo expone situaciones habituales en la práctica terapéutica, sino que ofrece también orientación sobre cómo abordarlas. Consigue lo que pocos, porque lo hace de una forma singular. Cambia la percepción de la terapia al poner el foco tanto en el paciente como en el terapeuta, integrándoles en un todo, pero desglosando cada detalle y momento de esa relación. Conduce al lector a la consulta del terapeuta, donde le hace testigo de las dificultades que pueden surgir entre esas cuatro paredes en las que profesional y paciente comparten un objetivo común.
