Una interpretación correcta de los datos neotestamentarios a la luz de la evolución cultural tendría que llevar probablemente a la Iglesia a figurar en la avanzadilla de la igualdad entre los sexos. Fraternidad e igualdad son signos avanzados del Reino. ¿A qué se debe pues que hoy la Iglesia pueda señalarse como emblema de una sociedad que discrimina escandalosamente a la mujer por razón de sexo?
Por otra parte, las actitudes oficiales de la Iglesia sobre la sexualidad adolecen de falta de realismo y manifiestan aspectos obsesivos a juicio de muchísimos, incluidos responsables de comunidades.
Este libro pretende aportar algunos análisis y observaciones al respecto. Biología, historia, hermenéutica bíblica y psicología profunda se aúnan para esclarecer las razones que facilitan la lectura concreta de un fenómeno (la igualdad de sexos y la actitud ante la sexualidad) que ha experimentado una auténtica revolución positiva en nuestros días.
