La sorprendente Riviera italiana constituye un destino histórico a la vez que ofrece lo necesario para darse a los placeres de la vida: permite explorar lujosos palacios y humildes iglesias de pueblo para después darse un baño, comer, pasear o contemplar el mar. Tiene una topografía costera impresionante, una arquitectura muy bien conservada y una de las gastronomías más destacables de Italia.