En el ambiente general de totalitarismo que rodea la Guerra Civil sobresalen cuatro escritores que, cada uno a su modo, contribuyeron a la política cultural del momento y coincidían en el alto grado de intransigencia de sus posturas: Ernesto Giménez Caballero, José María Pemán, Ezra Pound y Virginia Woolf. Por mucho que sus filosofías políticas se contrapusieron, juntos representaron una de las muestras más influyentes de la intelligentsia modernista. A su vez, también disfrutaron de un acceso privilegiado a las más altas esferas del poder en la España, Italia e Inglaterra del momento. Este ensayo contrapone algunas obras de estos autores, que ocupan espacios liminares entre el arte y la propaganda. Considerando el fascismo como una hoja de ruta teórica y retórica, el libro realiza un estudio comparativo cuyo principal objetivo es examinar espacios tradicionalmente descuidados por el estudio literario del modernismo.