EL CIELO PUEDE ESPERAR

EL CIELO PUEDE ESPERAR

LA 4ª EDAD: SER ANCIANO EN EL SIGLO XXI

RODRÍGUEZ CEBERIO, MARCELO

12,99 €
IVA incluido
Available in 1 week
Publishing house :
MORATA EDICIONES
Year of edition:
2013
Matter
Psicología
ISBN:
978-84-7112-747-1
Pages :
292
Binding :
Otros
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AGRADECIMIENTOS INTRODUCCIÓN Las nieves del tiempo platearon mi sien El mito de la vida eterna y el arco senilis Viejos eran los de antes 1º PARTE CAPÍTULO I Viejas y nuevas familias: la transición hacia nuevas estructuras familiares Antiguas y nuevas estructuras CAPÍTULO II La paradoja del estrés: Padecemos lo que creamos y curamos lo que padecemos El estrés, una puerta a diferentes trastornos CAPÍTULO III Haciéndonos viejos: el proceso biológico de envejecer Senescencia Celular: los telómeros, un reloj genético ¿Son libres los radicales libres? Glicación: la glucosa no es inofensiva Apoptosis; las células de duelo CAPÍTULO IV DHEA o el elixir de la juventud Acciones de la DHEA y DHEA-s Usos clínicos CAPÍTULO V Hay un doctor que...: Cuarta edad y enfermedades Las demencias 2º PARTE CAPÍTULO VI Ser abuelo: Cuarta edad y abuelazgo Celina una abuela mamá CAPÍTULO VII Pasión otoñal: Cuarta edad, vida en pareja y sexualidad CAPÍTULO VIII Basta de trabajo, ¿Basta de trabajo?: Cuarta edad y jubilación El Cholo se jubiló CAPÍTULO IX El último tramo: Cuarta edad, duelos y muerte Olga: de San Miguel a New York CAPÍTULO X Una habitación en el geriátrico: Cuarta edad, marginación e internación El marketing de la vejez CAPÍTULO XI Los cuidadores de la vejez CAPÍTULO XII La atención profesional en la cuarta edad CAPÍTULO XIII Psicoterapia en la longevidad Por qué consultan los ancianos Obstáculos para la psicoterapia Resistencia de los terapeutas Una terapia eficaz CONCLUSIÓN Viejos son los trapos: Los nuevos ancianos EPÍLOGO Los pedidos de un padre anciano a su hijo

Los 60 años de antaño -edad donde se estaba en la plenitud de la 3º edad- no se parecen en absoluto a los 60 años actuales, ni en estética, salud física y mental, ni en relaciones sociales entre otros factores pues los parámetros han variado ostensiblemente y la esperanza de vida en las clases medias establece una edad de alrededor de 80 años. En cualquier caso biológicamente, el envejecimiento es irreversible, y existen también otros factores, psicológicos, emocionales, cognitivos, sociológicos, que inciden de manera determinante sobre la vejez que se analizan con detalle en esta obra. Así, Marcelo Ceberio nos habla de la muerte, una época en donde los duelos sobre la propia muerte y la muerte de los otros queridos que reflejan a la propia, hacen que este período se encuentre ribeteado por la tristeza pero también por la alegría de la propia vida y de acercarse a la última puerta de la mejor manera posible, el instituto geriátrico que se ha convertido en un lugar segregante en donde se depositan aquellos que en el aparato productivo son considerados clase pasiva, mezcla de sanos y enfermos, la jubilación un sistema antiguo aplicado a un nuevo ciclo evolutivo, pensada para los viejos antiguos no para esta nueva vejez, no efectiva ni social, ni económicamente, la asociación de vejez y enfermedad, y dos descripciones que enaltecen al anciano: el abuelazgo, un rol cuya función hace recuperar la jerarquía que se poseyó con los hijos y que la vejez hizo sucumbir y la pareja y la sexualidad, pues los votos de amor y el amor activa todo un complejo de endorfinas que, como autodroga del bienestar, pone su cuota de rejuvenecimiento en esta etapa. El autor dedica también atención a la figura de los cuidadores de la vejez, tanto en forma personal y natural como en la atención de un cuerpo profesional para después terminar con la psicoterapia en la 4º edad.
Así, esta obra cuestiona cuál es la edad en la que se supone que alguien puede ser categorizado como una persona mayor, y trata de reformular la vejez a la luz de la actualidad, un planteamiento de una nueva etapa evolutiva que es coherente con los nuevos valores y creencias del mundo moderno. Desde esta perspectiva, queda demostrado que es posible otra vejez, una vejez viva, cuidada, apasionada. Una vejez que merita ser vivida.