El relato cuenta cómo Carlos III quiso que la administración municipal presentara sus cuentas de una manera anual. El objetivo era controlar el gasto de cada municipio para evitar dispendios absurdos. En el libro también aparece la vida de los habitantes de Jávea entre 1760 y 1795, la actividad laboral de la villa y otros aspectos como las fiestas o los traslados de los quintos entre otras muchas cosas.